El río Ter es el principal curso fluvial que ha modelado el paisaje de las cuatro zonas de actuación, la Illa de la Pilastra, las Deveses i hortes de Salt y Girona, el Bosc de Can Salvatella, la Illa del Ter en Pedret y la Illa d’Avall. Se trata del río más importante de las comarcas de Girona, aunque actualmente su caudal ha sido severamente alterado por el complejo de embalses de Sau, Susqueda y El Pasteral. Debido a esta regulación, la dinámica estacional y el régimen hídrico del río han sido invertidos; se ha reducido drásticamente el efecto y la recurrencia de las avenidas, habituales años atrás; y la retención del sedimento circulante al río por parte de las presas ha favorecido la erosión y, por tanto, el hundimiento del canal fluvial a la terraza y el endurecimiento de la pendiente de las riberas, además de drenar el acuífero superficial. Estos hechos implican que el río circule con un solo brazo y hacen imposible la recuperación natural de antiguos cursos y la formación de nuevas charcas o humedales, así como la renovación del bosque de ribera.
Antiguamente, antes de la construcción de los embalses, presas, gaviones, motas y otras alteraciones morfológicas de la orilla, el Ter estaba formado por numerosos brazos a lo largo de sus tramos medio y bajo, formando grandes islas y playas de cantos rodados, así como importantes zonas húmedas y de humedales, que se formaban en aquellos cursos que quedaban aislados después de grandes riadas y se deshacían cuando padecían alguna. Este hecho se daba en el Pla de Salt de manera excepcionalmente intensa, y hasta hace relativamente poco, aunque existían grandes espacios húmedos estrechamente vinculados en el Ter que tenían una gran valúa ambiental.
De los antiguos brazos del Ter, llamados “còrrecs” en Salt, en la zona de actuación TER-2 destacan dos especialmente, por sus dimensiones y la huella que han dejado en el paisaje actual. Son los “còrrecs” de las Fonts del Ter y del Ter Petit.
El estanque de las Fonts del Ter era una gran zona húmeda que se extendía desde el actual trazado de la autopista AP-7, la cruzaba y llegaba a la altura de la Farga. Se formó cuando el Ter abandonó un curso que empezaba en la Gorga d’en Rossell, muy cerca del límite oeste de la zona de actuación, y volvía unirse a él en La Salzeda. El estanque fue desecado a finales del siglo XIX, pero aún restan algunas pequeñas charcas o lagunas fragmentadas sobre su cauce.
Respecto al Ter Petit, su trazado se separaba del curso principal del Ter en la zona del Pas de les Cases Noves y se volvía a unir en La Salzeda, justamente en el límite este, a la altura de humedal del Veïnat. Es un brazo de reciente desaparición y su abandono coincide con la puesta en marcha del transvase de agua hacía Barcelona. Aún se observa su recorrido marcado por un rosario de zonas húmedas en diferentes estadios de conservación como son la Gorga de les Acàcies, la charca dels Ànecs, la charca d’en Peixet, la charca dels Carros, la Gorga dels Dos Canyars, la Gorga d’en Quirze y el humedal del Veïnat.
La actuación que se lleva a cabo en el marco del proyecto Riparia-Ter es la recuperación de una zona húmeda temporánea en un antiguo brazo del Ter que aún conserva su morfología. Las actuaciones han consistido en desviar el caudal sobrante de la Reguera de les Monges, uno de los canales principales de la Sèquia Monar, por que en vez de verter el agua directamente en el Ter de octubre a junio la vierta en el humedal del Veïnat, desde donde llega hasta la nueva zona inundable, ampliando el humedal del Veïnat, desde donde llega hasta la nueva zona inundable, ampliando así la Gorga d’en Quirze. Aparte de la captación de agua de la Reguera de les Monges, se han modificado los perfiles del canal de alimentación para que sean más sinuosos y los taludes con menos pendiente. Finalmente se ha procedido a efectuar una pequeña represa en el Ter Petit para permitir la inundación de estas zonas ya que recientemente el desbordamiento de una zona húmeda a otra fue interrumpido por un drenaje incontrolado. Con esta actuación se pretende potenciar los hábitats de inundación temporal para recuperar los seres vivos que dependen de ellos. Son ambientes especialmente importantes para anfibios y muy ricos en invertebrados acuáticos y plantas halófitas, así como un buen refugio para aves de los humedales.